La percepción óptica

Por Arquintro
379 Vistas

Las imágenes procesadas ópticamente a alta resolución se corresponden con un 0.1% del campo visual. Gracias a la rapidez del movimiento de los ojos vamos percibiendo imágenes sucesivas que el cerebro va uniendo como modelos de cada conjunto. Es decir, cuando miramos una imagen general, no percibimos el 99.9% de lo que se muestra, sino que en las distintas percepciones vamos reproduciendo los componentes del espacio para ir formando la configuración completa a cada parpadeo de los ojos. La actividad cerebral produce la unificación de las fracciones para permitirnos disfrutar de las representaciones de los conjuntos observados.

En el movimiento de los ojos, el punto de interés visual se localiza en la región central de la retina, situado en la fóvea, y es el único conjunto de células que permite la visión de alta resolución. El 99.9% restante de la retina está destinado a la recepción de imágenes de baja resolución. Si se pierde la visión o la sensibilidad luminosa de las células inoculares —el campo reducido en el que está situada la fóvea—, se pierde la nitidez de las imágenes, algo que sucede con más frecuencia en personas de edad avanzada. La degeneración inocular puede producirse por distintos motivos, pero la pérdida de visión por la edad puede afectar a un 10% ó 20% de las personas comprendidas entre los 60 y los 80 años.

La visión del mundo es posible gracias a las proteínas pigmentarias de los conos. Cada una de estas proteínas es sensible de modo especializado a un color (rojo, verde o azul) del espectro de luz visible. La cantidad de luz absorbida por cada tipo de cono se traduce en señales eléctricas que los nervios retinianos transmiten al cerebro, produciendo en él estímulos que provocan la sensación del color correspondiente y específico, la forma y la acción del movimiento.

La percepción óptica del entorno se produce por efecto de las radiaciones luminosas, pero la capacidad de visión se refuerza igualmente mediante la sensibilización de otros sentidos que permiten aseverar con mayor certeza los puntos detectados por el reflejo luminoso, tanto en su forma como en su textura. A esto nos ayudan el oído, el olfato, el tacto… No obstante, mediante la percepción óptica discriminamos o damos certeza a aquellos objetos o fenómenos visuales que ya conocemos y de los que tenemos formada una idea previa (por experiencias personales, rutinas sociales, formación didáctica, etc.).

Las marcadas diferencias en el proceso de percepción de cada persona influyen notablemente en la interpretación del espacio observado, algo que se aprecia muy especialmente en la percepción de los entornos personales inmediatos, al hacer las lecturas del contenido de los recintos o al establecer preferencias sobre los mismos, que suelen asociarse a convicciones de personalidad.

También te puede interesar

Dejar un comentario

Arquintro usa cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que las acepta, aunque puede rechararlas si así lo desea. Aceptar Leer Mas