La idea de las ciudades esponja parte de Yu Kongjian, uno de paisajistas más destacados de China (Turenscape), decano de la Facultad de Arquitectura y Paisaje de la Universidad de Pekín. Su concepto se basa en aceptar la inundación, en lugar de luchar por contenerla. Se trata de dejar pasar el agua de una forma inteligente para intentar que cause los menores estragos posibles.
Los métodos empleados tradicionalmente para gestionar las inundaciones son la construcción de tuberías o desagües para canalizar el agua lo más rápidamente posible, o el reforzamiento de las orillas de los ríos con hormigón para garantizar que no se desborden. Las ciudades esponja, por el contrario, buscan absorber la lluvia y ralentizar la escorrentía superficial. Esto se consigue a través de la fuente, intentando contener el agua con muchos estanques; el flujo, con ríos serpenteantes con vegetación o humedales para ralentizar el curso del agua; y el fregadero, con el agua desembocando en un río, lago o mar.
Si bien existen conceptos similares en otros lugares, la ciudad esponja destaca por utilizar procesos naturales para resolver los problemas de la ciudad. Gran parte del concepto está influenciado por antiguas técnicas agrícolas empleadas en China, como el almacenamiento de agua de lluvia en estanques para cultivos. No hay un proceso fijo para hacerlas, sino que deben personalizarse para cada región.
Las ciudades esponja ya se están desarrollando en varias partes de China y otros países de Asia y su implementación, según Kongjian, podría adoptarse en otros lugares del mundo en los que sea necesario adaptarse a modificaciones del clima para las que no estaban preparados. No obstante, hay quienes cuestionan si podrían realmente funcionar a la hora de enfrentar las inundaciones extremas vinculadas al cambio climático.